viernes, abril 19, 2024

Prioridades

No llegaba. El gerente iba a estar furioso. Parte de él se alegró de fallarle; saboreó la imagen de su inutilidad evidenciada ante el cliente: gritos, mejillas encendidas y un corazón bobo atragantado en...

Volver

            Los distintos paquetes de facturas, sándwiches y masas secas alegraban la sombría cocina. Era amplia y fresca pero antigua, cubierta hasta el techo por azulejos azul oscuro y protegida por un toldo de chapa demasiado extenso,...
Sutiles amarillos y lilas de dulce aroma decoraban los aceitunados palillos a mi alrededor. A lo lejos, recortado en azul cielo apenas pincelado de blanco se amarronaba el tiempo en un castillo. Tres...

La vida misma

            El hombre se hallaba a gusto. Había invertido los ahorros de su modesta jubilación en una escapada de vacaciones a la costa y ya llevaba tres días dedicados a deambular entre el bosque y la playa....

Vida de perros

Disfrutando de una silenciosa mañana me encontraba cuando, distraída, alargué el brazo en busca de una tostada. En su lugar, mis dedos rozaron una fotografía. La tomé. Una versión alternativa de mi hija de seis años, pero...

Olor a soledad

El señor Ricardo se quedó solo. No fue por culpa de sus interminables anécdotas sobre los años mozos en el Liceo, ni la manía de utilizar mondadientes en los restaurantes. Fue por la enfermedad. Ésa de la...
Ayer, ocho de agosto, no pensé en vos. Ni una vez. No hubo silencios evocadores enaltecidos con aroma a velas color vainilla. Ningún soneto se coló en mi mente -ni siquiera el de Argos, el fiel can-...

Ema

La pequeña quería un hámster. Con ayuda de su hermano mayor buscó fotos en la computadora y decidió que el suyo sería blanco y marrón. También aprendió cómo cuidarlo. Necesitaría una jaula -preferentemente de plástico, pues había...

Para Ángel

Otra vez pasé por tu casa que ya no es tu casa y como se me hizo costumbre últimamente, aminoré la marcha y abarqué con la mirada lo más que pude, pero sin frenar. Repasé velozmente...

Las focas

Conocimos al guía al pie de la montaña, y bajo una improvisada tienda de nylon nos pusimos la malla. El neozelandés, que no portaba bolso, pero tampoco complejos, se quedó en ropa interior. Advertidos de que esa...