Lágrimas en el té

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            Agua salada goteaba de sus ojos y, una vez endulzada en el té, hacía el recorrido de regreso a su cuerpo, ingresando por la boca.

— Te estás tomando tus propias lágrimas —observó su padre.

Ella rio, pero permaneció en silencio.

Esa tarde había tomado un taxi hasta el barrio de su infancia y observado cómo se ponía el sol en la autopista. Sabía que ése había sido, irrevocablemente, el último día en que él había existido sobre la faz de la tierra y sentía que, con la luz del atardecer, otra más pequeña y querida se apagaba. Una que no regresaría al día siguiente.

Ahora, bebiendo el reconfortante “té a la lágrima” en el comedor de la que había sido la casa de sus padres, entendió que aún le quedaba algo de tiempo. Que así como en ocasiones habían compartido bromas, peleas, juegos o empanadas un domingo aburrido, en ese momento estaban unidos por la tristeza.

Llegaría el día en que el dolor de su ausencia sería lejano y podría sonreír ante un tablero de ajedrez, un Volvo color plata, o un buzo con capucha. Era inevitable; conocía la sensación porque no era la primera vez que perdía a un ser querido. Pero él merecía algo mejor. Por eso, extendería lo más que pudiera la sensación de pérdida reciente; el mate sin vaciar sobre la mesada de la cocina, las migas en la mesa, el placard lleno de ropa.

Lloró toda la noche. En algún momento apoyó la cabeza sobre la mesa y reanudó su llanto en sueños.

Los rayos de un sol nuevo le hicieron abrir los ojos. Sobresaltada levantó la cabeza. Él permanecía frente a ella, leyendo el diario.

— Te queda linda la mesa marcada en la mejilla —bromeó.

Agradecida, supo que no la abandonaría hasta que estuviese lista.

NATALIA DOÑATE

Imagen: https://www.freeimages.com/photographer/araddia-56000

5 Comentarios

  1. Bonito cuento, al final los muertos se quedan con nosotros y nos acompañan. (Bueno, esta frase que acabo de poner al releerla pareciera que habla de un cuento de terror). Pero no, no todos los fantasmas son reales, o son malos, la mayoría sólo son deseos. Muy lindo Natalia.

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