Nos fuimos.
Comprendimos que los souvenirs son memorias tangibles que viven del oxígeno de la valija. Apenas pudimos cerrarla esta vez. Lo mismo ocurrió con la puerta, ahora sólo de salida.
Y miramos atrás.
La mesa, que ya nos quedaba pequeña, se veía grande, nueva. Ávida de juegos de llaves, de celulares olvidados, de anteojos con huellas digitales difíciles de limpiar.
Igual nos fuimos.
O volvimos.
Volver también es irse.
NATALIA DOÑATE
«Tengo tu amor por querencia, partir es volver no más» dicen inmortales versos en mi alma de don José Larralde. Hasta allí me llevó tu relato y tu última frase, a tiempos de mi viejo, cantando aquello… (la magia de todo esto) Gracias.
Qué lindo cuando las palabras nos traen a los seres queridos! (Palabras, olores, sonidos).. gracias por compartir
La primera frase ¡me mató! ¡Hermosa descripción de un retorno! Abrazo Natalia.-
Gracias!! Me alegra que te haya gustado! Ahora me tengo que poner las pilas para escribir más seguido, jaja
Qué maravilla, Natalia.
Gracias, Sergio!! 🙂
Well shared
🙂
Olvidar celulares tendría que ser obligatorio.
Aunque sea un ratito todos los díad
Vacío, liviandad… pero ante todo paz, mucha paz en tus palabras.
Se ve que mis palabras no conocen a mi persona, jaja. Gracias, Joiel