Voy de camino al centro por el lomo de un pececillo de plata. Sus escamas opacas espejan la luz a medias, emulando una estela de rocío.
Mi coche, bien alimentado a base de nafta, se entretiene masticando flechas gordas y blancas que luego escupe, desahuciadas, tras sus ruedas. Una niebla amarilla y densa aletea en torno a las pocas ventanas que permanecen encendidas. Cada tanto se apaga un foco y el agujero negro naciente succiona todos los colores en derredor.
El cartel publicitario me urge a comer jamón. Ostenta humildad una iglesia.
Los ángeles que cabecean en mi retrovisor pasan de largo sin persignarse. Ellos son la melancolía y el antídoto; una tira de bombillas navideñas que parpadean, perplejas, desde un balcón desolado.
NATALIA DOÑATE
Qué bonito escribes. Genial.
Muchas gracias! 🙂
Qué belleza en tus palabras, Natalia. Cada imagen es un suspiro de reflexión, entre la melancolía y la cotidianidad. El contraste entre lo real y lo etéreo, lo palpable y lo fugaz, me envuelve por completo. Un viaje interior que se despliega en cada detalle, desde el pececillo de plata hasta los ángeles en el retrovisor. Tan lleno de vida y, a la vez, tan profundamente solitario.
Me encanta!
Un abrazo
Muchas gracias!! Me alegra que te haya gustado, gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar 🙂
Si alguna vez saltas el charco, recorreremos la ruta de la Plata, donde está el jamón de pata negra por el que pagan con oro los nuevos ricos de Rusia y de China. Desde Cumbres Mayores (Huelva) hasta Guijuelo (Salamanca).
Hola! Qué raro, te había contestado y no salió. Te contaba que ya estuve am otro lado del charco a principio de año, comiendo jamón de pata negra, aunque sólo por Madrid y Barcelona
Pegado a la farola de tu auto voy, me chispean tus luces en mi mente y alucino. Me miras por el espejo y despierto. ¿Estás ahí?
Qué lindo! Gracias por compartir:)
Es un gusto hacer estos viajes contigo. Gracias Nati.-
Gracias por la compañía!
Un relato muy poderoso, me ha gustado.. acelera y deja las luces atrás, las luces, el ruido, la furia… Todo.
Gracias!!! Me gustó esa idea 🙂
Qué maravilla!!
Gracias!! 🙂
Hay algo tierno y acogedor en la riqueza de palabras, acercamientos y expresiones. Algo que es maravilloso.
Gracias Joiel. A veces un pequeño cambio de paisaje reacomoda las letras
«…una tira de bombillas navideñas que parpadean, perplejas, desde un balcón desolado.»
Una maravilla. Gracias Natalia
Gracias a vos, Antonio, por pasar y comentar! 🙂
Pintaste vivo un paisaje.
Gracias! Lo vi anoche y… pintó
A pesar de todo, el espíritu de la navidad se siente a viva voz.
Saludos.
Gracias por pasar!