Me sumerjo a conciencia en el sueño como en un mar de verano, sin sobresaltos ni transiciones. Desconozco qué película proyectará mi cerebro contra los párpados cerrados, pero el colchón mullido, las sábanas frescas y blandas, son augurios de una noche provechosa.
Los recuerdos de algo hermoso que jamás ocurrió saben alegrarme el día. Me saludan, casi transparentes, desde un semáforo camino a la playa. Roban sonrisas que mis acompañantes devuelven sin recelo. Al fin y al cabo, ¿quién no es feliz en vacaciones? El presente se desdibujará con el tiempo y dará lo mismo si fue un sueño. Los souvenirs desagradables quedarán descartados en el cesto de basura, entre yerba y cáscaras de banana.
Admito que saco menos fotos que el promedio, pero aprendí hace tiempo que las vivencias resisten el descamado post verano.
Y aunque así no lo fuera, sé que me esperan nuevas sorpresas.
NATALIA DOÑATE
¡Qué ganas de viajar! Recuerdo que alguien me dijo sobre las vacaciones: «las fotos se traen dentro de uno», y sí, encima, por distraerse con la cámara, no vivencia el momento. Gracias Natalia.-
Gracias a vos, Jorge! 🙂
Beautiful photo! Well shared
Cuánta filosofía hay en tu poesía. Felices vacaciones.
Gracias! Aunque creo que hay más filosofía y poesía en el arcoíris que en cualquier cosa que pueda escribir 🙂
¿No es invierno allí? En todo caso, disfruta del momento. Es lo único que tienes.
Gracias! Es invierno pero estoy de viaje 🙂
Eso hace la gente inteligente. Marchar al clima benigno si puede.