Julio y septiembre delimitan el período de tregua. Enfundada en poncho de lana y con el termo lleno, monto guardia ante el ventanal. El césped, azul de hielo, aguarda con paciencia el advenimiento de aquel que corona casas en la lejanía.
Tirano de profesión, el astro fuerza a bajar los párpados. Premia mi sumisión con arcoíris en las pestañas, caricias en la mejilla, el misterio de una tomatera perenne y sus frutos. Reposan a un lado, ya superfluos, los abrigos.
En esta fugaz jaula de oro compartiremos la mañana.
Yo lo escribo, él me dibuja.
NATALIA DOÑATE
¿Poema en prosa o prosa poética? Bello. Igual, espero que le hagas algo al verano o a la primavera jaja…
¡Otra vez me olvidé de poner mis datos! Obviamente, soy el anónimo amante del calor.
Si, ya no hace falta, te reconozco!
Jajaja la veo difícil.. quizás al aire acondicionado
Precioso leerte
Qué amable, muchas gracias 🙂
Qué buena eres en todo lo te propongas: prosa, poesía…genial. enhorabuena.
Me voy a ruborizar, jaja. Gracias por tener siempre algo lindo que decir. No fue intencional, no sé de poesía, creo que fue una prosa cortita que tuvo suerte. Saludos!
Bienvenida la veta poética.
Pasé a saludar, nomás, mañana sale cuento, jaja