Testigo

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blog literario

Es desolador, querida mía, que te estés perdiendo este prodigio. Desde mi ángulo tu mejilla parece un duraznito pasado. Te hago cosquillas con la nariz y con el corazón empachado de fruta duermo una siesta en tu cuellito transpirado de tortuga. Nunca dejes de oler así.

Abro los ojos algo atontada. ¿Ya pasaron diez meses? Con tu hermano te vemos romper todas las reglas de la física y la biología al cruzar el living caminando, sin haber dado nunca un primer paso en falso. Al final te caíste, pero el triunfo no te lo quita nadie. Ay, ¡si hubieras visto tu carita! ¡Conquistaste la luna! Te oigo llamarme «mamá» y trato de recordarlo para siempre. Pero otros «mamás» se superponen, tu voz cambia y apenas me quedo con un eco.

No sé cómo pasó esto, pero de pronto hablás a la perfección. Y sos tan ingeniosa. No existe un día aburrido a tu lado. Pero hoy por primera vez dijiste «pequeño», en lugar de «quepeño». Sé que no tuviste mala intención, pero el mundo pasó a ser un lugar más frío. Me aferro a vos en un abrazo que busca ser eterno y cuando te suelto… ¿te pusiste más alta, tramposa?

Juntas armamos tu casita de muñecas y quedó preciosa. Luego te ocupaste de llenarla de vida, de muñequitos, muebles, comida y mascotas. Puedo ver tu alma en cada rincón de esta casita. Te observo jugar desde la puerta del dormitorio, arrodillada en el piso, tan cuidadosa que no se te pierde ni una cucharita. Pero una sombra de preocupación oscurece el cuarto. Estás haciendo demasiadas preguntas, últimamente: «¿cómo hace Papá Noel para recorrer todo el mundo en una noche? ¿no se cansan los renos? ¿hace los regalos o los compra en la esquina?». Abro los ojos de par en par, decidida a no parpadear, a no perderme nada. No me cortes la ilusión, te lo pido por favor. Yo también necesito darte magia a veces.

Me ves ahí parada, mejillas empapadas y te preocupás.

«¿Estás triste, mamá?»

«Claro que no, hermosa. Sólo estoy tratando de detener el tiempo».

¿Me vas a creer cuando te diga que tuviste la infancia más maravillosa? Temo que, distraída con el mundo, te la estés perdiendo. Igual no te ofusques, hijita. Mami está atenta. Yo te voy a recordar todo.

NATALIA DOÑATE

Imagen: https://www.freeimages.com/photographer/melodi2-44775

2 Comentarios

  1. Muy tierno y muy bien escrito. Así es: la infancia se va como agua y nos deja salpicados de magia. Pero igual ya mayores también tienen sus encantos. Ya lo verás. ¡Saludos!

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